miércoles, 14 de noviembre de 2012

Serviles





No se entiende la actitud de estos serviles, pues el Amo los despreciará sin remordimientos una vez ya no le sean útiles. Quizás sea por su necesidad de servir a algo, de sentirse parte de algo, de poder lucir solemnes, pues el común de los mortales los desprecia por su escasa inteligencia, su obscena intransigencia, su mezquindad y su nula empatía.
 Estos serviles son grandes patriotas y orgullosos están de que luzca bien la bandera. Pero no saben que esta sostenida por una ciudadanía hambrienta de pan y de justicia. Se pasean altivos por plazas extranjeras, seguros de que éstas les vitorearán recordando la gallardía de un Pizarro y de un Cortes, de un Juan de Austria, y desconocen que sus tropas apenas reciben la soldada

 Alucinados están los serviles por su propias prédicas y defensa de “la familia” e ignoran a los trabajadores que se desloman de sol a sol por un salario de hambre y que solo ven a su familia en sueños. Hablan muy alto los serviles de las “buenas costumbres” de la “honradez y del esfuerzo” y de éllos están llenos los burdeles y las oficinas de inspección de tributos de Hacienda.

 Andan indignados estos serviles porque Don Arturo dejo de ser amigo de inciensos y de curas y se pasea ahora del brazo del Sr. Fernando por el Retiro y lo han tenido que expulsar de la tertulia, que no ha vuelto a ser la misma ahora que el Café es servido y atendido por un chino.

 Alucinados están por el lío y la algarabía, “ya no quedan gentes de bien” se dicen. Toñito luce morada media cara, después del sopapo que le soltara su mujer cuando Toñito  llego a casa, con un carajillo de mas, exigiendo a grandes y violentos gritos la cena ;“ya no hay orden”

“Caines viles” los llamó el poeta, sin embargo yo les deseo lo mejor, que el Amo les deje algún día hablar de pie ante Su presencia, que acaricie el lomo de Sus lebreles, pues también se comportaron con Él. Y que se vayan al infierno, del cuál son llamas que abrasan a todos.






lunes, 25 de junio de 2012

Feliz cumpleaños.




En aquella casa, esa tarde, se oían y se hablaban muchas lenguas. Palabras que se decían con el golpeteo del corazón, palabras dichas con sonrisas de una juventud que no parecía fugaz, palabras pronunciadas por dedos que rasgaban las cuerdas de una guitarra, que acariciaban las teclas del piano, que movían talentosamente el arco de un violín.

 En aquella casa, esa tarde, vasos vacíos en la mesa, manchas de chocolate en las mejillas, abrazos suaves, cantos, regalos.

 Regalos, sí, porque en aquella casa, en esa tarde de ocre verano, se celebraba un cumpleaños, entre acordes de re y de sol. El viento de poniente había despejado el cielo de nubes negras y él pensaba que la vida podría ser eso, instantes ligeros sin gravedad. Pero la vida seguiría, pues la vida era una señora muy apresurada que no conocía de áreas de descanso. No obstante, esa tarde de calor, en aquella casa, iba a olvidar las prisas y mendigaría unas migajas de esas almas femeninas, bellas y jóvenes y guardaría avaricioso su botín en un viejo zurrón.

 En aquella casa, esa tarde, estaba una chica de pelo punk como queriendo disimular la luz que guardaba dentro de sí, estaba la pequeña rock&roll, estaba aquella chica de la ciudad sin árboles, estaba aquella chica nómada que le hacía el amor al piano, estaba aquella chica que no podía comer chocolate. Orquesta de emociones, big band de sonrisas. Y se sintió feliz.



 

miércoles, 9 de mayo de 2012

La chica

 Después de unos meses de inactividad parece que las musas me visitaron otra vez. Aquí el que podría ser el inicio de un nuevo cuento. Dedicado a una calle de Liverpool y a Vane, la princesa guanche.

Se la encontró en Birmingham,usaba pantalones de saco y pelo punk. No sabía si era de allí, lo que estaba claro es que no era de Manchester, pues siempre echaba pestes de esos "capullos";ella tampoco sabía muy bien de donde era, si se le preguntaba, aunque su tez morena y la alegría que no conseguía ocultar bajo su engominada cresta y su ropa gastada desvelaban que procedía de algún lugar del sur. Pretendía agresividad,quizás, pasos firmes, pero a mi me enamoro su sonrisa. Fuimos a mojarnos en cerveza a una oscura taberna, king´s George, y lo que me susurro al oído,rendida por el alcohol, no fue  Johnny Rotten, sino Sumertime en la voz rota de Janis Joplin.

“No te parece -le dijo sentada a contraluz en el borde de la cama de aquél tiznado hotel de 20 libras- que todos los días son los mismos, que todo es repetido” Miguel se incorporó y se encendió un cigarrillo. Para su parte meteorológico los últimos días habían sido soleados y de cielos despejados,aunque el parte también advertía que aquella primavera inesperada no era lo usual en la ciudad “¿qué harás ahora?” le preguntó Miguel. Ella se levantó y se dirigió a la ventana,su mirada parecía interrogar a los bloques de viviendas de ladrillo rojo que se alzaban monótonos tras los cristales. El sol iluminaba su cuerpo desnudo de piel morena. “no lo se, quizás me vaya a Londres...o quizás a Edimburgo”. Miguel terminó la frase en su cabeza “donde diga la moneda o la botella”. “¿ Puedo acompañarte ?” le preguntó en voz alta “No, pero quizás puedas buscarme”.





miércoles, 22 de febrero de 2012

Momentos compartidos

 Dedicado a MJ, la flautista de Hamelin

 Una amiga posteo en Facebook una pregunta lanzada a todos sus contactos “¿qué  pequeñas cosas de la vida os hacen felices?”. Un paseo por la playa al atardecer, montar en bici, sentir el viento en la cara, desayunar con el piopio de los pajaritos, esas cosas. Si él tuviera que responder a la pregunta diría que las personas que quiere, las conversaciones sin fin no necesariamente construidas solo de palabras, los silencios cómplices. La pregunta, las respuestas a ella y su propia respuesta le hicieron reflexionar, no lograba dar con ningún momento feliz que no hubiese sido un momento compartido.

 Quizás le faltaba introspección, si se enredaba en sus propios pensamientos era en vagones de metro llenos de gente, si sus ideas hacían mohines de aburrimiento las sacaba a pasear por papeles en blanco. Amaba a la gente. El misterio que representaba el ser de las personas le llevaba a amar a aquella especie que era capaz de hacer el bien y el mal con la misma facilidad. Incluso cuando disfrutaba de una bella melodía la disfrutaba también porque adivinaba  las manos que la habían compuesto. Cuando gozaba caminando en soledad contemplando la belleza de las fachadas de una calle se sorprendía pensando en quién había buscado tal perfección construyendo esas casas. Y solía buscar al músico detrás de la música, la historia de las personas de aquél pueblo de fachadas hermosas. Cuando viajaba solo se sentaba en las plazas, observando el trajín de las gentes intentando adivinar sus historias, sus rutinas. E incluso cuando la naturaleza le sorprendía con su perfección-como los amaneceres en Lisboa, donde el sol se despedía bañándose en el océano y no en la tierra- ,sí tenía que pensar en un Hacedor de la Naturaleza, sí tenía que creer en algo, su dios era un Dios personal.

 Porque pensaba que en él estaban las respuestas, pero correspondía al amigo hacer las preguntas.




viernes, 13 de enero de 2012

Personas sencillas


 


Porque la RAE puede enseñarnos cosas

sencilla: 6. adj. Dicho de una persona: Natural, espontánea, que obra con llaneza./ 8. adj. Ingenuo en el trato, sin doblez ni engaño, y que dice lo que siente.

Porque la tele, a veces, puede enseñarte cosas:

"prometo seguir amando a corazón abierto"/"prometo seguir riendo en los funerales"/"prometo volar en el próximo intento"

Porque la música te inspira, como cuando Dylan recita" Forever Young" o Violeta Parra le da gracias a la vida.

Porque, siempre, las personas sencillas te lo enseñan todo.

Gracias a mis musas (y a mis musos)




lunes, 9 de enero de 2012

De vuelta entre la multitud


La dama de blanco y yo os traemos otro cuentecito. Dedicado a esas personas que me dice el blog son mis seguidores (me siento lider religioso o un guru jeje) y a los hacedores de música y sonidos (que palabro mas raro acabo de inventar) en particular. Aquí va, espero que os guste:

El hombre sabio transportaba agua desde el viejo pozo hasta su casa, una solitaria construcción de adobe en lo alto de la rocosa montaña. El pozo no distaba mucho de su hogar, pero tenía que recorrer una empinada cuesta para ir de un sitio al otro. Cada mañana bajaba con su cubo de madera y lo llenaba con agua clara y limpia y andaba bajo su peso el desnudo camino hacia su morada. Últimamente pensaba mucho mientras hacia aquél camino.

Despojado de todo lo material, solitario entre los riscos de aquella montaña siempre nevada, dedicado todo el día a meditar sobre el ser y la nada, muchos presumían su sabiduría y unos pocos ascendían a su apartada cabaña a pedir su consejo. Amaba al mundo desde su atalaya en la roca, insuflaba cariño en sus máximas. Amaba, pero no era amado. Con un orgullo que intentaba rechazar pensaba que sus palabras habrían ayudado a los caminantes fatigados que se acercaban a llevar una mejor vida, a darse cuenta de las cosas importantes, quizás a querer mejor. Pero nunca podría aconsejar a nadie como llegar mejor a fin de mes, a cuidar mejor una familia con un marido ausente.

Cuando reflexionaba sobre todo ello no sentía el peso del agua, sino el peso de la soledad. Y del silencio. Apreciaba mucho el sitar que unos músicos de la comarca le habían regalado, tañéndolo intentaba romper un silencio que ahora le oprimía. Añoraba la música. 

No echaba de menos el ruido de los coches, de excavadoras haciendo zanjas, de gritos, de sirenas de ambulancia. Pero echaba de menos los sonidos de aquélla zona de Nueva Delhi donde se crío, donde no habían coches ni excavadoras. Las voces de los niños correteando juguetones, las mujeres de los puestos de fruta voceando su mercancía, al santón que cantaba sus oraciones caminando en trance por la calle. Los olores de las especias del mercado y el incienso de los pequeños templos. Entendió que no había huido de aquellos sonidos y olores, solo había huido cobarde de la pobreza que atenazaba esas calles, de la desesperanza, del hambre en los estómagos. Pero en aquellas calles, aun sucias y míseras, palpitaba la vida, la risa de los niños, la voz exaltada de los jóvenes hablando de su equipo favorito, los chascarrillos de los mayores. Y comprendió que era a la vida a la que había renunciado, al amor que podrían darle y el amor que podría dar. Y decidió volver entre la multitud.



domingo, 8 de enero de 2012

Hola mundo


Hola mundo ¡

Desde peque me ha gustado emborronar folios y cuartillas, pero siempre he guardado para mi mis tonterías y monetes. Fue así hasta que unas buenas amigas decidieron liberar mi prosa y yo ahora la saco a pasear. Mando a las letras y palabras que salgan de sus cuarteles y se pongan en orden de batalla en el papel en el blanco. Les ordeno bailar, enzarzarse en descripciones absurdas, que tengan preparados en su carcaj besos y abrazos.

Este blog tiene dos nombres. Liberar París, porque me gusta el símil de liberar la ciudad de la luz y de bohemios escritores, pintores y filósofos de las camisas pardas y uniformes grises, y alma de papel, por la canción del mismo título de Manolo García.
 
 La pregunta de porqué escribo es mas difícil. Intento dar, darme, esta explicación:
“La hoja en blanco, la bella dama de blanco. Dijo un inglés que en la cabeza no cabía toda la realidad, así que yo la comparto con el folio en blanco, para que mi coco no pese demasiado, para surcar seguro, en mi barquito de papel, mares a veces calmos, pero a veces mares picados. Me acuesto al lado de la bella dama de blanco, hacemos el amor, suave, tiernamente. Le cuento mis cosas, vacío mi alma para que el mar no se encrespe. Y el papel en blanco se convierte en mi confidente, en mi amiga, en mi salvación”.

Graham Greene lo escribió con palabras mas bonitas y acertadas:
“Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto como se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del pánico inherente a la condición humana”.

  La bella dama de blanco se me ha quejado de que nunca salimos, que no hacemos planes juntos, que siempre la tengo aburrida en casa, así que ya es hora de salir a la lluvia y al sol. Es esta la finalidad del blog, iros contando cuentos. Y el de la primera entrada, dar las gracias a mis musas y a los que me leéis.

p.s. : la canción de Manolo García, un alma de papel: