Olivares
que hacen ribera a una carretera comarcal en el agro conquense. Pasos en la
tierra arada que suenan ancestrales. Perdido en la oscura nada, solo da prueba
de él la intermitente brasa de un cigarrillo. Mira al cielo y observa que la
oscuridad no es tal, el cielo esta iluminado de cientos, de miles, de millones
de brillantes estrellas de rutilante blanco eléctrico que parpadean allá en lo
alto. Intenta mesurarlas jugando a descubrir constelaciones, intentando racionalizar
la inmensidad. Pronto lo deja y simplemente se dedica a observarlas, a contemplarlas.
Se siente insignificante, pero no le importa cuando es la belleza de una
naturaleza y cosmos galante quien le ha empequeñecido.
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