09:30
Suena el despertador. Abre los ojos a la
grieta del escayolado del techo.
09:45
Una hoja de afeitar gruñe por su mejilla,
rasurando pelos y arrastrando blanca espuma de afeitar.
10:00
Un café que humea en la mesa de la cocina.
Taza naranja sobre hule morado.
11:30
Un autobús que avanza agónicamente entre el
tráfico, los constantes frenazos son sus gritos de dolor. Cada tanto una
parada, puertas que se abren, gente que sube y baja. Amigas que ríen, una
señora mayor de permanente imposible, perlas al cuello de dudosa autenticidad y
mirada ausente, un hombre con un mono manchado de pintura rosa, un niño atento
a las paradas que sostiene un libro entre sus manos, y muchos mas.
12:05
La ciudad. Edificios altos, aceras atestadas
de gente. Luce el sol, es abril.
12:15
La saludas, ella ya te estaba esperando. Viste
sonrisa de dientes blancos y ojos castaños encendidos.
12:45
Una
tormenta de primavera. Inesperada. Lluvia de gotas gordas de agua caliente.
Apiñados los dos bajo una marquesina, ninguno, claro, lleva un paraguas.
Absurdo, risas, chistes.
13:10
Comen los dos en un bar vacío, estrecho y
silencioso. El barman hojea desganado un periódico en la barra. Un plato de
pasta él, un filete poco hecho ella. Un televisor mudo da las noticias.
14:20
La oscuridad de una sala de cine. Luego vagan
por las calles. Un músico callejero y herrante de guitarra anciana y acordes de blues que chirrían como goznes
oxidados.
19:03
Un
beso. Labios que saben a primeras veces, a bienvenida, que te dice “quédate”. Y
luego un abrazo, tu frente en su hombro. Manos que trazan mapas en piel suave.