domingo, 20 de marzo de 2016

Cuento de primavera







09:30

 Suena el despertador. Abre los ojos a la grieta del escayolado del techo.

09:45

 Una hoja de afeitar gruñe por su mejilla, rasurando pelos y arrastrando blanca espuma de afeitar.

10:00

 Un café que humea en la mesa de la cocina. Taza naranja sobre hule morado.

11:30

 Un autobús que avanza agónicamente entre el tráfico, los constantes frenazos son sus gritos de dolor. Cada tanto una parada, puertas que se abren, gente que sube y baja. Amigas que ríen, una señora mayor de permanente imposible, perlas al cuello de dudosa autenticidad y mirada ausente, un hombre con un mono manchado de pintura rosa, un niño atento a las paradas que sostiene un libro entre sus manos, y muchos mas.

12:05

 La ciudad. Edificios altos, aceras atestadas de gente. Luce el sol, es abril.

12:15

 La saludas, ella ya te estaba esperando. Viste sonrisa de dientes blancos y ojos castaños encendidos.

12:45

Una tormenta de primavera. Inesperada. Lluvia de gotas gordas de agua caliente. Apiñados los dos bajo una marquesina, ninguno, claro, lleva un paraguas. Absurdo, risas, chistes.

13:10

 Comen los dos en un bar vacío, estrecho y silencioso. El barman hojea desganado un periódico en la barra. Un plato de pasta él, un filete poco hecho ella. Un televisor mudo da las noticias.

14:20

  La oscuridad de una sala de cine. Luego vagan por las calles. Un músico callejero y herrante de guitarra anciana y  acordes de blues que chirrían como goznes oxidados.

19:03

Un beso. Labios que saben a primeras veces, a bienvenida, que te dice “quédate”. Y luego un abrazo, tu frente en su hombro. Manos que trazan mapas en piel suave.




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